Lo cotidiano no es sinónimo de monotonía. Es, más bien, el lugar donde el asombro duerme con un ojo abierto. Una luz que no ciega, pero revela. Se cuela por la rendija entre dos cortinas, se posa sobre una taza olvidada, se esconde en el vaivén de las ciudades. Esta exposición no sale en busca de lo extraordinario: lo encuentra justo donde suele camuflarse en lo simple, en lo común.
Aquí, cada artista ha decidido no mirar lejos, sino mirar profundo. No escapar de la rutina, sino entrar en ella con la curiosidad del primer día. Pinturas, videos, fotografías, dibijos, grabados… todas nacidas de esa atención minuciosa que convierte lo fugaz en permanente. La vida cotidiana en las calles. Una fiesta tradicional de pueblo. La sombra que un desconocido deja al pasar. Preparar los alimentos.
Nada es irrelevante cuando se lo mira con el corazón encendido. Lo habitual no es sinónimo de vacío. Y el arte, cuando es honesto, no grita: susurra. No busca adornar la realidad, sino prestarle oído. La mano que dibuja aquello que los ojos ven todos los días sin ver, atrapa —sin pretenderlo— la música secreta de lo humano. Porque no somos solo los días de fiesta ni los puntos de giro. Somos, sobre todo, lo que nunca notamos: la taza que usamos siempre, nuestra respiración que hacemos con la misma cadencia, el eco de una risa que todavía flota en un rincón de la casa.
Esta muestra es un mapa de lo que no se anuncia. Una geografía de luces pequeñas. Cada obra intenta decir lo que rara vez se dice: que en lo constante también hay algo excepcional, que en lo simple habita algo único que no se impone, pero insiste. Que no todo lo que brilla viene del sol.
Basta mirar bien. Hasta el polvo, si uno se detiene, parece estar lleno de memoria.
Félix Ayurnamat
ARTISTAS
Angélica Molina Parral
Bárbara Bolívar
Corina Nani
Jorge Bagnuoli
Otto Soto Castrillo
Ovidiu Petca
Raúl Garflo
Raymundo Vera Tapia
Victor Doria R.
Victor Doria T.
Victor Lipkin
Victor Salvo